Hola a todos.
Hoy en Telas Divinas, como se acerca ya la vuelta al cole, me he dejado llevar por los recuerdos y tardes de costura…
Nancy recuerdos y tardes de costura…
No recuerdo bien la edad que tenía, pero mi madre me llevaba de la mano al colegio. Cuando doblaba la esquina de la calle San Torcuato yo me soltaba de la mano, con ese aire de mayor y ese intento, casi siempre fallido, de que nadie me viera.
Uniforme recién planchado, camisa beige, chaqueta verde botella, calcetines hasta la rodilla y el baby en la cartera, como siempre, junto con el bocadillo para el recreo. Un beso a medias y una última carrera que me llevaba a pasar la puerta metálica de la entrada.
Y llegaba a mi mundo, al de mis amigas, donde siempre había risas, al de «la señorita», porque entonces no era la profesora, ni la maestra, sino «la señorita»…qué recuerdos tan bonitos…
Risas, confidencias, juegos…la fuente del patio, la galería…la caja metálica de los cromos, la goma y la comba… Y entonces sonaba el timbre y todas corríamos a clase. El mismo timbre que horas más tarde nos dejaba de nuevo en la puerta, beso en la mejilla incluído y «dame la mano que vamos a cruzar la calle»…
Y al llegar a casa siempre tenía el mimo de mi abuela y de mi tía, merienda a elegir entre lo que había en la nevera y el traqueteo de la máquina de coser que mi abuela detenía para que escuchara un rato la tele mientras merendaba.
Y después de merendar, entre costuras, y entre tantas labores a medias, siempre había algún retalito que yo misma estiraba con mis manos a modo de plancha. Y lo sobreponía sobre mi Nancy rubia de pelo largo, como mi madre hacía con sus clientas. Menos mal que mi tía me terminaba ayudando a hacerle algo nuevo a mi muñeca, daba igual un complemento que un vestido, o si no, una trenza en el pelo… Lo mejor de todo es que jugaban conmigo.
Así se pasaban mis tardes…tardes de mucho amor, de ternura, de pespuntes a máquina y de sobrehilados a mano, con la paciencia que dan las canas y la pasión por hacer de cada prenda un tesoro que ofrecer a una señora de cierto postín. Tardes de historias antiguas que me contaba mi abuela. Algunas me parecían raras y otras me daban un poco de pena. Pero «cuéntame otra bueli, que esa ya me la se»… Siempre fue «bueli» para mi.
Y hoy entre esa nostalgia que me va llevando a esos ya muy pasados 40…me he acordado de mi Nancy, esa Nancy que solo conservo en el recuerdo… y como seguro que también fue la tuya, quiero compartir este rato de ternura contigo.
Y si te animas, me encantaría que me dejaras un comentario al final del post.
Bueno, espero que te haya gustado este post, Nancy recuerdos y tardes de costura… y si es así, me encantaría que lo compartieras en tus redes sociales.
Muchas gracias a todos por vuestro tiempo.
Feliz costura y feliz vuelta al cole!!